Tuesday 2 April 2013

Importancia del potasio para el cuerpo humano

Nos referimos ahora al potasio natural, al que ingerimos a diario a través de los alimentos. El potasio se presenta en la naturaleza sólo como catión (ion positivo). Es el catión más importante de todas las células de los organismos humano y animal, e indispensable para la función celular. Productos alimenticios ricos en potasio son las bananas, la carne, los albaricoques, los kiwis, las grosellas, las patatas, la coliflor, el repollo, el hinojo, las espinacas y el apio; también los hongos y las nueces.
El cuerpo humano sano es capaz de autorregularse y tolera muy bien una ingesta elevada de potasio con los alimentos. Es decir, que una elevada ingesta de potasio –por comer muchas bananas, por ejemplo – no provoca un aumento del contenido de potasio en las células. Otra cosa sería si ingiriéramos potasio cuya composición natural se hubiera modificado debido a una alta concentración de potasio-40.1 Ese potasio-40 que se encuentra en el suelo en gran cantidad como consecuencia de las guerras lo absorbemos a través de los alimentos. Pero también puede llegar al cuerpo humano también a través de nubes de polvo.
Es un hecho de la química que los isótopos de un elemento químico no pueden diferenciarse químicamente entre sí. La bioquímica del metabolismo de humanos, animales y plantas no puede por tanto distinguir entre el potasio-39, el potasio-40 y el potasio-41. El organismo asimila la mezcla de isótopos que se le ofrece. Le resulta imposible separar el potasio radiactivo del no radiactivo en los procesos metabólicos.
El potasio es el factor más importante de la contaminación radiactiva corporal
El 98% del potasio presente en el cuerpo se encuentra en el interior de las células, y sólo un 2% fuera de ellas. “La carga radiactiva en los seres humanos proviene sobre todo del potasio-40, y es de aproximadamente 0,2 miliSievert por año. Si la concentración de potasio-40 se multiplica por cien, la carga alcanza un nivel muy preocupante (¡20 mSv/a!)”.1 Se comprende así que el isótopo radiactivo potasio-40, que en las zonas investigadas se encuentra multiplicado por cien, al ser transportado a las células con la ingestión de alimentos, dañe las funciones vitales del núcleo – la parte de la célula más sensible a la radiactividad – y los orgánulos de la célula, sobre todo las mitocondrias.
Mitocondrias: la central energética de la célula
Para entender la importancia de la función de las mitocondrias, haremos una breve digresión para explicarla. Las mitocondrias son formaciones ovales de unos 300–800 nm de longitud y unos 100 nm de espesor, y son, junto con el núcleo, los orgánulos más grandes de la célula. Están recubiertas de una membrana doble y se encuentran en las proximidades del núcleo celular. Las mitocondrias tienen un ADN propio (ácido desoxirribonucleico, el portador de la información genética), y disponen por tanto de la capacidad de sintetizar sus propias proteínas. Son el “aparato respiratorio” de las células y su función principal es la síntesis de ATP (adenosín trifosfato), el portador más importante de energía para todos los procesos metabólicos. Por eso se las llama también la “central energética” de las células.
Daños en la aurorreparación de las células
La energía en forma de ATP es necesaria, entre otras cosas, para la producción del antioxidante glutatión (GSH) contenido en la parte soluble del líquido celular. El GSH es el sistema primario de reparación de la mayor parte de las estructuras celulares que han sido dañadas por radicales libres. Esos radicales libres son partículas químicas con gran poder reactivo, y la radiactividad (radiación ionizante) provoca su formación.
El GSH tiene además una función protectora contra las mutaciones químicas (modificaciones de la información genética producida por ciertas substancias), que representan un peligro para las células. Se considera que esta función antioxidante del GSH protege contra el cáncer, ya que neutraliza los efectos de los radicales libres. Pero sin el portador de energía ATP no se puede producir suficiente GSH, y el mecanismo de reparación de las células deja de funcionar.2 El potasio-40 que llega a las células a través de los alimentos daña el núcleo celular, así como la síntesis de ATP en las mitocondrias y, con ello, el proceso de reparación.
Fallos en la eliminación de metales pesados
El GSH cumple otra función importante: ayuda a las células a deshacerse de metales pesados tóxicos. Los metales pesados se ligan al GSH y son transportados desde la célula hasta la vesícula biliar, donde son eliminados. Ese proceso cumple una doble función: por un lado, puede liberar a las células de excedentes de GSH y, por otro, desintoxicarlas de metales pesados.2 Se entiende así por qué un deterioro de la insustituible función de las mitocondrias debido a la presencia de sustancias radiactivas, por ejemplo potasio-40, tiene consecuencias tan devastadoras.
Peligrosa variación de la concentración de electrolitos
El ATP proveniente de la “central energética” de las células es necesario en otra función imprescindible para la vida humana. Los líquidos corporal y celular son, debido a los iones que poseen, electrolitos. La presencia de ciertos iones en las membranas biológicas de las células y orgánulos celulares produce en estas membranas potenciales eléctricos indispensables para las funciones vitales. En este sentido, es de fundamental importancia sobre todo la relación entre los iones de sodio y los de potasio. En el interior de la célula hay más potasio, en el exterior más sodio. El equilibrio entre el sodio y el potasio se mantiene por medio del efecto combinado de la bomba sodio-potasio y la permeabilidad de la membrana celular. La bomba sodio-potasio es un sistema enzimático que demanda un alto aporte de energía: consume de un 30% a un 70% del adenosín trifosfato (ATP) que se forma en el cuerpo. A la importancia fundamental del ATP nos hemos referido ya con anterioridad al explicar la función de las mitocondrias. Sin un abastecimiento suficiente de ATP, se producen fallos en la bomba sodio-potasio y alteraciones de la permeabilidad de la membrana celular. Estas perturbaciones provocan finalmente peligrosas variaciones de la concentración de electrolitos en el espacio intra y extracelular, y producen, entre otras consecuencias, un cambio en el volumen de la célula.
Estas explicaciones ponen de manifiesto la importancia fundamental del potasio para el mantenimiento de las funciones vitales del organismo. 

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